Estudio Kyneema / Asociación
Espinosa-Mascot
Presentan
LA DELGADA LÍNEA PARALELA
Historia: Alan Espinosa M. & Laura Mascot
Dibujos: Alan Espinosa M.
Color y Texturas: Laura Mascot
01
Lo que he sido, lo que soy, lo que
seré
Las personas mayores piensan que soy una niña rara,
los niños prefieren evitarme porque les resulto extraña, pero eso ya no me
importa porque “El Prof. Carter”, el fantástico ilusionista que conocí hace tres años en el espectáculo de la feria
de mi pueblo, me dijo:
“Pequeña Luana, mientras, sin proponértelo, no hagas daño a los demás, lo único que debe preocuparte es ser tú misma siempre, jamás hagas o dejes de hacer lo que otros esperan de ti, sólo para que te acepten. He conocido a mucha gente, y he comprobado que no existe alguien igual a otro, todos somos únicos”.
Y yo le creo, porque mi amigo el Prof. Carter, viaja
por todo el mundo.
Amo escribir, tengo tantas historias por contar, nada
está oculto para mí, las casas y los lugares antiguos me develan sus secretos,
y permiten que comparta espacio y sentimientos con aquellos que ya se han ido.
No les temo porque sé que jamás me harían daño.
Por ser como soy, aguardan mi llegada, entienden que
sabré escuchar y comprender su dolor. Ahora mismo, mientras escribo, afuera el
viento sopla con fuerza azotando varias veces las ramas del árbol en la
ventana.
El Sol se esconde tras las montañas para dormir,
bueno, así es como me gusta imaginar que sucede. La noche empieza a cubrir todo
con sus claroscuros, es el momento para que yo visite “La vieja Iglesia del
Poniente”, a propósito…creo que pronto debo inventarle otro nombre porque ese
no es muy original ahora que lo pienso.
02
La Iglesia del Poniente
La silueta de la Iglesia del Poniente es la única que
se dibuja en este campo arrasado, el incendio que acabó con todo parece que
tiene prohibido a estas tierras florecer.
Nadie en toda la villa sabe quién construyó esa iglesia, el pueblo fue edificado después.
La gente llegó cuando el campo ya estaba devastado y la iglesia abandonada. Ninguno de los pobladores se acerca tanto como lo hago yo hasta el lugar, porque su forma solitaria y gris les produce escalofríos y miedo, piensan que los únicos moradores son los murciélagos del campanario, pero… yo he visto luces en la torre.
Faltan tres días para el 31 de octubre, tan sólo tres
días para celebrar nuestra “Harvest Season”, la “Luna Roja” deberá esperar un
poco más para hacer su aparición, sin embargo, la intensidad luminosa en las
esferas de colores del campanario de la Iglesia del Poniente, me dice que
algunos están impacientes porque llegue la gran noche.
03
La Casa Menguante
Estamos a dos días de la gran noche.
Hoy por la mañana, el Señor Howell nos dijo en la
clase de historia que la arquitectura de esta calleja era curiosa y atrayente
porque no correspondía a la del resto del pueblo, y pensé entonces que la hora
había llegado.
Este callejón me gusta, porque me recuerda a mi lugar favorito…la Iglesia del Poniente.
Debo decir también que en esta calle se encuentra “La Vieja Casa Etlinger”, “La Casa Menguante”, o “La Casa que Inspiró la Locura”, nombres que los mayores pronuncian con mucho recelo, o prefieren evitar.
Se dice que hace muchos años, la enigmática casa
Etlinger, fue ordenada construir por un joven hombre de apellido Etlinger
precisamente. Se cuenta, que a los pocos meses de terminada la obra, llegaron a
la casa dos chicas, y que una de ellas al parecer era la prometida del Sr.
Etlinger.
Cuentan también que la joven prometida murió; de la
otra chica sólo se sabe que fue echada de la casa por el Sr. Etlinger, y que él
se quedó a vivir ahí en solitario.
Hay quienes relatan que sus desgarradores sollozos
eran escuchados por quienes se acercaban a la casa. Para los habitantes del
pueblo, el joven Sr. Etlinger había perdido la razón. Así transcurrirían
algunas semanas, hasta que una mañana lo encontraron sin vida cerca de la
puerta de La Casa que Inspiró la Locura…
Las historias en el pueblo que hablan de sombras
entrando y saliendo por las ventanas,
risas, llanto y murmullos en mitad de la noche, tienen su origen en La
Vieja Casa Etlinger.
Antes de marcharse, el Prof. Carter me dio un
obsequio, un costalito de cuero, y me hizo prometer que abriera el pequeño
costal pasados tres años, justo en la víspera de la Harvest Season. A la salida
de la escuela hoy finalmente pude saber de su contenido, una llave con una rara
inscripción:
Y una nota:
…Pequeña Luana, gracias por
ser paciente, la llave que ahora tienes en las manos llegó a mí hace mucho
tiempo junto con otros objetos que voy distribuyendo a lo largo de mis viajes a
la persona indicada.
Frente a un espejo, pon la
llave por el lado de lo que a ti deben haberte parecido sólo extrañas letras.
Ahora que puedes leer con
facilidad la inscripción, lo demás depende de ti.
Quizá nos volvamos a ver.
Tú amigo: Prof. Carter
Octubre de 1934
En letra cursiva la inscripción de la llave decía,
“Etlinger Haus”.
04
Razones lapidarias
El Sol como siempre se iba a descansar tras las
montañas, pero mi rumbo no iba a ser el de costumbre, esta vez mi camino no era
hacia la Iglesia del Poniente, sino a otro de los sitios que nadie visitaba ya,
el antiguo cementerio del pueblo.
El lugar estaba muy frío, el verde limo le daba ese
olor a humedad de muchos años. Como manos de largos dedos, los árboles sacudían
sus ramas vigorosamente de un lado al otro, las hojas secas que arrastraba el
viento hacían extraños ruidos entre lo que quedaba en pie de las viejas
lápidas…
..Alguien me observaba, descubrí la figura de una
joven…o lo que de ella quedaba…con voz profunda y triste me dijo:
“Luana, soy Damaris, no me quité la vida como a todos
hicieron creer, acuso a mí prima, a quien toda mi vida consideré como a una
hermana.
Pensó que sin mi existencia Alexander entonces la
amaría. Libérame de esta culpa ahora que sabes la verdad, haz justicia para
poder reunirme con Alexander, quien murió de tristeza después de mi partida,
mientras que yo, fui condenada a vagar eternamente sin descanso…”.
Es la mañana del domingo 31 de octubre, debo ir a la
Casa Menguante.
Me abro paso entre viejas telarañas y polvo, busco de
estancia en estancia sin saber la razón de mi visita.
Ahora que estoy aquí, coincido con el Sr. Howell, la
arquitectura es curiosa; sin embargo, debo decir que ni el abandono, ni el
polvo, ni la vegetación muerta del jardín
quitan belleza a esta hermosa casa.
Al entrar a una habitación de muros blancos, descubro que
los rayos del Sol filtrados por el ventanal, iluminan un cofrecito de metal
sobre un armario, me aproximo y levanto la tapa; dentro del cofre, hay un
pequeño camafeo y dos sortijas.
Abro el camafeo, tiene dos fotografías en color sepia,
una de ellas es la del el rostro de un atractivo joven, y en el otro lado, la
cara de una linda chica, ambos con ojos brillantes de felicidad. Sonrío, ¡ahora
tengo lo que necesito!
Al medio día regresé al viejo cementerio, busqué la
tumba de Alexander, cavé un pequeño hueco y ahí deposité el camafeo y las dos
sortijas.
05
Festividad
El Sol se había ido cuando llegué a la Iglesia del
Poniente, la hermosa Luna Roja adornaba el cielo de mi pequeño pueblo. Adentro
de la iglesia, sentada frente al gran órgano, yo celebraba la especial ocasión
en compañía de varios buenos amigos, entre ellos, Damaris y Alexander.
Feliz “Harvest Season”.
Continuará.
LA DELGADA LÍNEA PARALELA, 2016. Estudio Kyneema /
Asociación Espinosa-Mascot.