Estudio Kyneema /
Asociación Espinosa-Mascot
Presentan
ABSTRACCIÓN
BINARIA
Cuarta
Parte
Historia: Alan Espinosa M. /
Laura Mascot
Ilustración: Laura Mascot
17
Mientras iba caminando, me cuestionaba.
-¿Segura que deseas regresar a
casa?, piénsalo bien, allí nadie te espera-me dije.
-Algo se podrá hacer-.
-Sí, por supuesto, tirarte en la
cama a ver como giran las manecillas del reloj, eso es muy productivo-.
-¿Qué sugieres?-.
-Sentarte en la banca del parador
de ese parque, y probar nuevamente tú juego portátil-.
Extraje el sistema de mí mochila
y lo activé; había comenzado a ganar experiencia, habilidad en el control
del juego, pronto me vi avanzando al segundo nivel; no mucho tiempo después,
llegó hasta mis oídos la conversación que sostenían un hombre y su pequeña
hija; distraje mí partida mirándolos.
-¿Llegando a casa prepararemos
postre de limón, y después me leerás un cuento del libro que me traerá
mamá?-preguntó la niña a su padre.
-Eso iba a proponer-respondió él.
La niña y el hombre caminaban
hacia uno de los espacios abiertos, ahí el padre se sentó en una banca para dar
lectura a un libro, mientras que la niña se entretuvo dando vueltas en su
bicicleta; yo regresé a mí juego portátil.
En uno de sus recorridos, la niña
estuvo lo suficientemente cerca como para que se fijara en mí, cosa lógica, ya
que los sonidos que producía el videojuego simplemente no podían pasar
desapercibidos a sus oídos infantiles.
-Hola-dijo ella mientras detenía
la bicicleta.
-Hola-contesté yo, sin dejar de
observar la pantalla.
-¿Qué estás haciendo?-.
-Juego-respondí yo, intentando
poner fin a la conversación.
Mí respuesta no hizo más que
aumentar su curiosidad.
-¿Es un juego de video?-preguntó
ella; a lo que yo asentí con la cabeza-¿Verdad que las niñas también sabemos
jugar?-yo asentí de nuevo-En mí clase hay un niño que dice que las niñas no
saben jugar con los juegos de video-.
-¿Ah, sí?-comenté yo.
-¿Qué juego es?-.
-No creo que te guste-dije yo
viendo aparecer el mensaje de Game Over en pantalla.
La niña se encogió de hombros y
fue a sentarse junto a su padre.
De pronto, un escalofrío, una
terrible sensación helada, se apoderó nuevamente de mí; en seguida vi
materializarse al sujeto de negro, junto al padre y su pequeña hija.
El tipo puso el arma sobre la
frente del hombre, y con un rápido movimiento tiró del gatillo; la niña con los
ojos muy abiertos, permaneció sentada, petrificada por el pánico, mientras la
sangre de su padre salpicaba su cara, y manchaba su ropa…
Instintivamente corrí para
ponerme a salvo, pero tropecé, con terror volví la mirada para asegurarme de
que el asesino no había reparado en mí,
mayor fue mi sorpresa al darme cuenta de que se había desvanecido nuevamente, igual que la niña y el cuerpo sin vida de su padre.
-Ahora sí necesitas camisa de
fuerza-pensé, al tiempo que me levantaba sacudiéndome el polvo-Comienzas a
preocuparme amiga; tú afición por los videojuegos es una cosa, pero ser testigo
de bestiales asesinatos, es demasiado-.
Un repentino mareo me hizo
trastabillar; algo no andaba bien, caminé lo más rápido que pude hacia los
baños del centro comercial. El lugar se encontraba vacío, con el agua del
lavamanos mojé mi cara y cabeza. Gotas de sangre cayeron sobre el frío mármol,
me toqué la cara, la sangre provenía de mí nariz.
-Hace calor aquí-me decía-Es el
calor-.
La sangre no dejaba de fluir,
abrí de nuevo la llave del grifo para lavarme, pero ya no había agua; luego, un
escalofrío recorrió mí espalda, adrenalina pura me invadió de pies a cabeza,
porque al mirar por el espejo me di cuenta de que no estaba sola, la criatura
estaba justo detrás de mí; pero al darme la vuelta, nada, mi nariz seguía
sangrando, nuevamente me miré al espejo, con horror vi su figura en él,
imitando cada uno de mis movimientos.
Otra chica llegó a hacerme
compañía, observé el espejo una vez más, pero no vi nada diferente a mí
reflejo, mi nariz estaba bien y mi ropa limpia; mi actitud extraña provocó que la
chica me mirara con desconfianza, y entonces decidí salir de ahí.
18
Cerca de las cinco treinta de la
tarde regresé a casa.
Para variar, mis padres no
estaban, subí a mí habitación, un baño caliente me vendría bien.
Mientras preparaba la ducha, una
extraña voz comenzó a hacer eco en mí cabeza.
-Amara-decía la voz-Amara, juega;
ven a jugar conmigo, te necesito, no puedo hacerlo sin ti. Ven conmigo, ya
verás como todos tus problemas desaparecen, yo puedo hacerte sentir mejor
Amara, no existen motivos suficientes para privarte de los placeres que yo
puedo ofrecerte; el juego es la respuesta a tus problemas Amara, la única
verdad absoluta-.
La voz insistía una y otra vez
provocando mí curiosidad hacia aquel juego no oficial, aquel juego prohibido;
después de algunos minutos, mí cuerpo y mente me exigían jugar, era como si mí
vida dependiera de ello; acabé cediendo, extraje el cartucho de mí mochila, y
lo introduje en la entrada del MANIAC; di inicio a la partida.
El juego resultaba ser una aventura
de acción en primera persona, en la que una enorme ciudad virtual con
intrincadas callejuelas era el escenario donde el jugador podía desplazarse
libremente, abrir puertas, subir escaleras, golpear y tomar objetos
punzocortantes, todo esto asumiendo el rol de un sujeto sin identidad, del que
sólo se conocían sus manos desnudas, una especie de asesino serial que se
dedicaba a repartir puñaladas a lo largo y ancho del juego, eliminando a todo
aquello que se moviera, acumulando puntos por cada una de las víctimas y la
cantidad de daño causado a las mismas, acrecentado así el nivel de violencia.
En el apartado gráfico, el juego
era muy parecido a los Shooters “Rise of the Triad” y “TekWar”, con escenarios
en tres dimensiones, y personajes interpretados por actores y actrices
digitalizados.
Mis habilidades como jugadora
habían mejorado considerablemente, y en poco tiempo superé los dos primeros
niveles.
Al concluir el segundo, el
sistema hizo aparecer en sus pantallas la palabra “Éxtasis”, y comenzó a emitir
algunos impulsos eléctricos, pequeñas descargas, inofensivas en realidad;
energía que viajó de la parte trasera del visor a la base de mí cráneo; podía
sentirla corriendo por toda mi medula espinal, por cada una de mis vértebras, distribuyéndose por todo mí sistema nervioso.
Era la primera vez que
experimentaba tal sensación, me sentía eufórica, advertí cierta ingravidez, mi
cuerpo había dejado de pesarme, todo a mí alrededor parecía un simple
espejismo, era como un sueño, una ilusión.
Efectivamente, mis problemas
habían pasado a segundo plano, habían dejado de existir, la vida misma me
parecía todo, menos sufrimiento.
Transpiraba abundantemente, mi
corazón latía con rapidez, mí estómago se contraía por la ansiedad, como si
algo grande fuera a suceder, sinestesia genuina…formas y olores se
entremezclaban, se volvían una sola unidad; volvía a vivir los mejores momentos
de mi vida, y repetirlos si así lo quería.
Fui la pequeña niña de mamá y
papá otra vez, no había prisas ni desacuerdos…
De pronto, tal como llegó, se
fue; de golpe, todo volvió a ser como antes; yo no podía permitir que eso
pasara; debía experimentar aquella sensación mágica de nuevo sin importar nada
más.
19
Después de ducharme planeaba
retomar el juego; me dirigí al baño, pero al intentar desvestirme noté que la
ropa se constreñía a mi cuerpo, tenía la
impresión de que todo me apretaba, los zapatos, el pantalón, la blusa, todo,
por más que intentaba quitarme la ropa, me era imposible. Me asfixiaba, como una víbora constrictora, como un enorme
pulpo; las paredes se cerraban, la habitación se comprimía, me costaba trabajo
respirar.
Estaba empapada en sudor, cuando
casi asfixiada logré deshacerme de la última de mis prendas, entré en el cuarto
de baño y me puse bajo la caída de agua fría; ocurrió entonces otro hecho
insólito, claramente pude escuchar el sonido del picaporte de la puerta del
baño, y el rechinido de esta al ser abierta, y lo que era peor, pude ver una
enorme silueta entrando en ese espacio; quedé petrificada.
La figura se desplazó hacia mí,
sólo la cortina me separaba de la identidad de mí acompañante, de un tirón
apartó la barrera que se interponía, sólo para dejarme cara a cara con la
estancia vacía.
A causa del terror, mis piernas
flaquearon, apenas si eran capaces de mantener mi propio peso.
Instantes después, donde antes se
encontraba la pared, ahora se abría una entrada que conducía a otra habitación;
al mirar el interior, descubrí que en su centro se levantaba un gran artefacto,
similar a un enorme monitor de computadora, un tablero de control, y 32
pantallas de menor tamaño; en el monitor principal apareció un grupo de letras
que formaron las palabras “Demographic Eliminator - Universal System”,
enseguida, un mundo virtual, en video de movimiento completo, hizo acto de
presencia frente a mis atónitos ojos.
En él, se formó lo que a simple
vista lucía como un mapa mundial, mientras esto sucedía, imágenes de diferentes
lugares del planeta comenzaron a parecer en el resto de las pantallas; al
acercarme al mando de control y ver las funciones de los diferentes botones, me
di cuenta de que, literalmente, “el mundo era mío”; bastaba apretar un solo
botón para generar una reacción en cadena, millones de personas se encontraba
en mis manos, sus vidas me pertenecían, el poder era mío, sólo mío…
Atraída por la idea de ver el
resultado de alguna de mis acciones, decidí probar en el tablero; al hacerlo, pude ver como en una de las pantallas aparecía la imagen
de una niña meciéndose en un columpio, para después caer de él y golpearse
fuertemente la cabeza, esto…me divirtió, no pude evitar reír, la acción me
había parecido de lo más cómico.
Seguí experimentando con el resto
de las funciones del tablero, mientras más avanzaba, mayor era el daño
provocado a las personas; las cabezas rodaban, los cuerpos se desmembraban,
había explosiones, prácticamente estallaban; jóvenes, hombres, mujeres y niños,
ni los bebés tenían escapatoria, y yo…era incapaz de compartir su sufrimiento,
para mí, todo se resumía a un momento de “sana diversión”, un pasatiempo, algo
sumamente hilarante; todo me hacía reír, todo, cualquier cosa que veía o
pensaba, no podía controlarme, y debo admitirlo, no lo deseaba…realmente lo
disfrutaba, me producía placer, el cuerpo me exigía más, sólo quería más; y
pronto, mí carcajada se transformó en un sonido más bien mecánico, un sonido
que nada tenía que ver con lo humano…
Me vi de nuevo en el cuarto de
baño, no podía creerlo, mi subconsciente había estado jugando conmigo una vez
más; esto debía parar lo antes posible, ya no podía continuar así.
20
Decidida, busqué entre las
herramientas de mí padre un recipiente con gasolina, tomé los fósforos de la
cocina; salí de casa, y me dirigí al baldío de enfrente; ahí coloqué la
portátil y el cartucho sobre el piso, los rocié con la gasolina, y después
arrojé una cerilla encendida.
Cuando ambos terminaron de
consumirse, me sentí aliviada.
-Ahora estaré bien-pensé.
Cruce la calle, vi que el auto de
papá se encontraba en el garaje; habían vuelto, pero extrañamente, aunque ya
había oscurecido, las luces de la casa seguían apagadas.
Abrí la puerta, todo era
silencio, llamé a mis padres, pero nadie respondió, comencé a sentir miedo.
Escuché gritar a mamá en mi
recámara; subí la escalera, un sudor frío escurría por mí frente, casi podía
escuchar los latidos de mí corazón, no sabía lo que podía encontrar arriba,
pero fuera lo que fuera tenía que enfrentarlo, era mamá quien estaba en
peligro.
Al llegar hasta la habitación y
abrir la puerta, nadie estaba ahí, o al menos eso parecía, porque el sistema de
realidad virtual comenzó a emitir una brillante luz roja, en una especie de
imagen holográfica, de él surgió mí madre pidiéndome auxilio; el tipo sin
rostro la sujetaba con fuerza; ante mis ojos aterrados, la imagen se esfumó…
La impotencia, el coraje, la
culpabilidad, todo se apoderó de mí, no sabía qué hacer, había perdido a mis
padres, no pude resistir más, caí de rodillas.
-El final, ¡es el final de mi
vida!-decía entre gritos y llanto.
-Ese es un buen comienzo-dijo una
voz familiar.
Mis lágrimas distorsionaban la
imagen que estaba frente a mí, pero pude reconocer el rostro, ¡era Virginia!
Debí sentir miedo por la repentina aparición, sin embargo no fue así,
adivinaba que ella estaba ahí por un motivo, sabía que tenía que escucharla.
-Es un buen comienzo-repitió
Virginia-Depende de ti terminar-y después señaló el sistema virtual.
Comprendí a qué se refería, y
tenía razón, yo había comenzado todo esto, dependía de mí darle salida, un
final.
En ese momento descubrí que a
pesar de mis arranques de rebeldía, amaba y necesitaba a mis padres mucho más
de lo que aparentaba, y entonces me dispuse a arriesgarlo todo por recuperarlos.
La imagen de Virginia
desapareció, dejando en su lugar una nota con un mensaje escrito, “Muerte”.
Una violenta sacudida me recorrió
el cuerpo, pero sabiendo que el único camino para rescatar a mamá y papá era el
sistema, me coloqué todo el equipo, presioné el botón de encendido, pero en
esta ocasión, el aparato me sumergió en el peligroso e incierto mundo virtual.
Un dolor irresistible, provocado
por la descarga eléctrica del aparato, casi me hace perder el sentido, el suelo
dejó de estar bajo mis pies, ahora no había ingravidez sino atracción vertiginosa en caída libre,
creí que moriría, un golpe seco al tocar fondo me hizo saber que continuaba con
vida.
Había llegado a un lugar
desconocido, el cuerpo entero me dolía, después, comencé a tiritar de pies a
cabeza, sentía mucho frío, no podía moverme, no podía ver, me costaba trabajo
respirar, lo que experimenté sólo puedo compararlo con lo que debe ser la
experiencia traumática del nacimiento; con razón el ser humano prefiere no
guardar recuerdos nítidos de él.
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Cuando al fin pude incorporarme,
me di cuenta de que estaba en una especie de antigua zona industrial, un sitio abandonado, sucio,
el viento ululaba entre las construcciones, llevando basura de un lugar a otro.
Comenzaba a oscurecer, el cielo amenazaba con dejar caer una incontrolable
tormenta.
Estaba aterrada, pero la vida de
mis padres corría peligro; sobreponiéndome comencé a recorre las oscuras
instalaciones, sin perder detalle a mi alrededor, no estaba segura de cuándo o
dónde podía atacar el enemigo, el latir de mi corazón estaba al máximo.
El lugar verdaderamente era
escalofriante, el vapor de las tuberías impedía ver lo que se encontraba
detrás, así que prefería mantenerme alejada de ellas, bordeaba las charcas de aguas
negras, temiendo que el ruido pudiera delatarme, el humo verdoso que salía de
las alcantarillas era pestilente, y quemaba mi garganta.
Algo cayó a mis espaldas, al
voltear me di cuenta de que se trataba de él, la criatura sin rostro; por
instantes me quedé paralizada; el ente caminaba hacia mí, a cada paso
estremecía la tierra; estando yo desarmada sabía que enfrentarlo sería una mala
decisión, tuve que huir.
Mí desesperada carrera me condujo
hasta la puerta de uno de los edificios, demasiado pesada para abrirla;
entonces descubrí un viejo conducto de ventilación, quité la reja que lo
cubría, y me introduje en él; el lugar era estrecho, claustrofóbico,
maloliente, de sus paredes fluía una sustancia que definitivamente no era agua;
constantemente me veía obligada a arrastrarme, la oscuridad me rodeaba, no
estaba segura de a dónde iba; me encontraba al borde de la demencia.
La fetidez era insoportable, tuve
que contener la respiración por largos trechos, me alerté al percibir un sonido
que hacía eco en las paredes del conducto, descubrí con horror que se movían
por todos lados cuerpos de poco tamaño, con uñas y cola, pero sin pelo, eran
como una aberrante mezcla de ratas topo y roedores de alcantarilla.
Varias de ellas habían trepado
sobre mí, me arañaban la espalda, me roían el pantalón y los zapatos haciéndome
daño, eran muchas, a los pocos segundos cientos de ellas venían en mi
dirección.
Con desesperación traté de
quitármelas de encima, estaba sangrando y las malditas no paraban de morderme,
pero yo no iba a retroceder, intenté avanzar un poco más, no tenía idea de cuál
era el camino correcto, estaba perdida en el laberinto de aguas negras.
Una luz escasamente perceptible a
lo lejos fue mi salvación, había llegado al final del conducto, me vi forzada a
lanzarme a una gran pila de aguas residuales algunos metros abajo, nadé hasta
la orilla, estaba muy lastimada y exhausta…pero viva.
Al sentir el golpe de una
descarga eléctrica en uno de mis
hombros, supe que había sido descubierta; busqué resguardo en un conjunto de
tuberías oxidadas, presionando la herida que empezaba a sangrar abundantemente;
desde mi parapeto, pude ver al tipo de negro subir por una escalera; olvidando
el dolor que invadía todo mi cuerpo, me dispuse a seguirle, estaba convencida
de que él me llevaría al sitio donde se encontraban mis padres.
Llegué a la azotea del viejo
edificio sin aliento, perdí de vista a la criatura, pero en su lugar encontré a
mis padres, inconscientes, atados de pies y manos a un par de potros de madera,
un afilado péndulo descendía sobre ellos a la altura de su corazón, con enormes esfuerzos pude bloquear la mortal oscilación.
Quitaba las ataduras a mis
padres, cuando el maldito sujeto me lanzó contra un gran contenedor, lastimando
aún más mi hombro, me levanté y tomé un trozo de tubo, esperé a
tenerlo cerca, lo golpee hasta casi desfallecer, pero él ni se movió, fácilmente pudo
eliminarme, pero estaba claro que jugaba conmigo, porque se conformó con hacer
pedazos un gran vidrio con mi cuerpo.
Yacía sobre el suelo en medio de
fragmentos de cristal, la criatura se encontraba a muchos metros más allá pero
en cada trozo de vidrio veía su imagen, mis movimientos eran igual a los de su
reflejo…horrorizada descubrí que el reflejo era mío, pero no lucía como yo, no
mi ser físico, era como ver la proyección de mí esencia…era yo…todo ese tiempo
había sido yo…
El monstruo vivía a través de mí,
amaba a mis padres, quería que estuvieran a salvo, entonces recordé el último
mensaje de Virginia, “Muerte”; entendí que si mi mente le había dado
existencia, su final también estaba ahí.
Cerré los ojos, y simplemente
dejé de pensar en las cosas que recordaba y me hacían daño, en ese momento
sentí que caía...y caía…mí descenso parecía no tener fin.
22
Al sentir que mi maltratado
cuerpo impactaba contra el suelo abrí los ojos, estaba empapada en sudor; para
mi sorpresa reconocí el lugar, el reloj de mi buró marcaba las siete de la
mañana, me di cuenta que había dormido vestida.
Me levanté de un salto, revisé un
calendario que tenía a la mano, la fecha era correcta, domingo 18 de octubre de
1998; sin embargo, con desconcierto y temor recorrí detenidamente la
habitación, el MANIAC…no estaba, de hecho, jamás había estado ahí, nada de eso
había ocurrido después de todo, al menos no fuera de mí cabeza, me sentí
aliviada, todo había sido un mal sueño.
Pero el disgusto con mis padres
había sido real.
-Esta vez fuimos demasiado
lejos-pensé-Esta discusión sí que me afectó, y seguro que a ellos también…pero
aún estoy aquí, aún podemos ser una familia-me alenté con entusiasmo.
Más que encantada, puse algo de
orden a mi habitación; después bajé a la cocina y preparé el desayuno, huevo con tocino, y jugo de
naranja, lo recuerdo muy bien; fui al dormitorio de mis padres, llamé a la
puerta, y les dije:
-¡Hora del desayuno para tres, en
un feliz domingo por la mañana en casa!-.
Regresé al comedor, y esperé a
que llegaran.
Cuando bajaron, no pudieron
evitar mirarme con extrañeza, y no era
para menos.
Antes de la degustación, me
disculpé por la conducta que había mostrado el día anterior, aceptaba que tenía
un serio problema con los videojuegos, pero estaba en la mayor disposición para
solucionarlo; pero también les hice notar que mí relación con ellos ya no era
como antes, y eso me preocupaba; quería que todo comenzara de nuevo, que
creyeran en mí como yo en ellos, que fueran mis padres de nuevo, y que yo con
gusto sería su hija.
Sin pronunciar palabra alguna,
mamá se acercó a mí, tomó mi mano, besó mi mejilla, y después me dio un fuerte
abrazo, como cuando era muy niña. Mi padre se unió al gesto poniendo sus manos
sobre mis hombros; podía ver el brillo en los ojos de ambos, la sinceridad de
sus semblantes me hizo saber que aquel día, celebramos en nuestra familia el
más importante de los tratados.
EPÍLOGO
Esa es mi historia, como dije,
ocurrió hace años, pero todo se encuentra nítido en mí memoria como si lo
viviera a cada instante; desde entonces, todo cambió; nos dimos tiempo para
pensar en los errores que estábamos cometiendo, y con un poco de trabajo en
equipo, en un lapso relativamente corto, más allá de los lazos sanguíneos que
nos unían, volvimos a ser una verdadera familia.
Y hoy, mientras escribo estas
líneas, me complace informar que durante varios años he dedicado mi vida a
trabajar con algunas de las más importantes firmas de videojuegos, en América y
Asia.
He conseguido la independencia
creativa y económica, y ahora me encuentro al frente de mí propia licencia. Y
lo que es mejor, hacemos un total de 140 mentes creativas
orquestando la empresa, entre Ingenieros en Programación y Electrónica,
Diseñadores Gráficos, Artistas y
Compositores Musicales.
No en pocas ocasiones, el
compromiso con lo que hacemos lleva a algunos de nosotros, a trabajar
hasta la madrugada sólo acompañados de la Luna.
Pero aunque la pasión sea mucha,
los talleres sabatinos que impartimos son de acuerdo a una bitácora de
guardias, porque “Lúcidos razonamos mejor”, era la frase favorita de mí abuelo,
y que ahora he adoptado para mí equipo.
Al área de trabajo que acondicioné
para los cursos, vienen niños de entre cinco y catorce años. Para formar parte
de nuestro mundo sólo necesitan presentar un promedio escolar sobresaliente,
pienso que al talento se le debe cultivar desde la infancia.
Sería egoísta no mencionar el apoyo
de los jóvenes que realizan sus prácticas profesionales o el servicio social con nosotros, porque su colaboración es de valor incalculable.
Las cosas van bien hasta ahora,
porque simultaneo al tipo de géneros que tanto gustan al público joven, nuestro
equipo también se encuentra trabajando en proyectos que incursionan en otros
ámbitos, por ejemplo, los juegos de video como un apoyo en las terapias de
rehabilitación médica, o como un exponente y propulsor de la creación
artística, y la programación de simuladores virtuales donde se estimulan y
fomentan las relaciones y comportamientos humanos en edades muy tempranas.
Además, en este momento, mi
equipo y yo nos encontramos a la mitad del desarrollo de nuestra propia
consola, el sueño de toda mi vida.
Por eso he pedido a mis padres su
colaboración en ésta nueva empresa; no tardarán en llegar, y cuando lo hagan,
estoy segura de que nos divertiremos mucho.
FIN DE “ABSTRACCIÓN BINARIA”
ABSTRACCIÓN BINARIA, 2008. Estudio Kyneema / Asociación Espinosa-Mascot.