jueves, 17 de marzo de 2016

Abstracción Binaria - Parte 4/4 (Novela Corta)



Estudio Kyneema / Asociación Espinosa-Mascot
Presentan


ABSTRACCIÓN BINARIA
Cuarta Parte




Historia: Alan Espinosa M. / Laura Mascot

Ilustración: Laura Mascot






17

Mientras iba caminando, me cuestionaba.

-¿Segura que deseas regresar a casa?, piénsalo bien, allí nadie te espera-me dije.
-Algo se podrá hacer-.
-Sí, por supuesto, tirarte en la cama a ver como giran las manecillas del reloj, eso es muy productivo-.
-¿Qué sugieres?-.
-Sentarte en la banca del parador de ese parque, y probar nuevamente tú juego portátil-.

Extraje el sistema de mí mochila y lo activé; había comenzado a ganar experiencia, habilidad en el control del juego, pronto me vi avanzando al segundo nivel; no mucho tiempo después, llegó hasta mis oídos la conversación que sostenían un hombre y su pequeña hija; distraje mí partida mirándolos.

-¿Llegando a casa prepararemos postre de limón, y después me leerás un cuento del libro que me traerá mamá?-preguntó la niña a su padre.
-Eso iba a proponer-respondió él.

La niña y el hombre caminaban hacia uno de los espacios abiertos, ahí el padre se sentó en una banca para dar lectura a un libro, mientras que la niña se entretuvo dando vueltas en su bicicleta; yo regresé a mí juego portátil.

En uno de sus recorridos, la niña estuvo lo suficientemente cerca como para que se fijara en mí, cosa lógica, ya que los sonidos que producía el videojuego simplemente no podían pasar desapercibidos a sus oídos infantiles.

-Hola-dijo ella mientras detenía la bicicleta.
-Hola-contesté yo, sin dejar de observar la pantalla.
-¿Qué estás haciendo?-.
-Juego-respondí yo, intentando poner fin a la conversación.

Mí respuesta no hizo más que aumentar su curiosidad.

-¿Es un juego de video?-preguntó ella; a lo que yo asentí con la cabeza-¿Verdad que las niñas también sabemos jugar?-yo asentí de nuevo-En mí clase hay un niño que dice que las niñas no saben jugar con los juegos de video-.
-¿Ah, sí?-comenté yo.
-¿Qué juego es?-.
-No creo que te guste-dije yo viendo aparecer el mensaje de Game Over en pantalla.

La niña se encogió de hombros y fue a sentarse junto a su padre. 

De pronto, un escalofrío, una terrible sensación helada, se apoderó nuevamente de mí; en seguida vi materializarse al sujeto de negro, junto al padre y su pequeña hija.

El tipo puso el arma sobre la frente del hombre, y con un rápido movimiento tiró del gatillo; la niña con los ojos muy abiertos, permaneció sentada, petrificada por el pánico, mientras la sangre de su padre salpicaba su cara, y manchaba su ropa…


Instintivamente corrí para ponerme a salvo, pero tropecé, con terror volví la mirada para asegurarme de que el asesino no había reparado en mí,  mayor fue mi sorpresa al darme cuenta de que se había desvanecido  nuevamente, igual que la niña y el cuerpo sin vida de su padre.


-Ahora sí necesitas camisa de fuerza-pensé, al tiempo que me levantaba sacudiéndome el polvo-Comienzas a preocuparme amiga; tú afición por los videojuegos es una cosa, pero ser testigo de bestiales asesinatos, es demasiado-.

Un repentino mareo me hizo trastabillar; algo no andaba bien, caminé lo más rápido que pude hacia los baños del centro comercial. El lugar se encontraba vacío, con el agua del lavamanos mojé mi cara y cabeza. Gotas de sangre cayeron sobre el frío mármol, me toqué la cara, la sangre provenía de mí nariz.

-Hace calor aquí-me decía-Es el calor-.


La sangre no dejaba de fluir, abrí de nuevo la llave del grifo para lavarme, pero ya no había agua; luego, un escalofrío recorrió mí espalda, adrenalina pura me invadió de pies a cabeza, porque al mirar por el espejo me di cuenta de que no estaba sola, la criatura estaba justo detrás de mí; pero al darme la vuelta, nada, mi nariz seguía sangrando, nuevamente me miré al espejo, con horror vi su figura en él, imitando cada uno de mis movimientos.

Otra chica llegó a hacerme compañía, observé el espejo una vez más, pero no vi nada diferente a mí reflejo, mi nariz estaba bien y mi ropa limpia; mi actitud extraña provocó que la chica me mirara con desconfianza, y entonces decidí salir de ahí.






18

Cerca de las cinco treinta de la tarde regresé a casa.

Para variar, mis padres no estaban, subí a mí habitación, un baño caliente me vendría bien.


Mientras preparaba la ducha, una extraña voz comenzó a hacer eco en mí cabeza.

-Amara-decía la voz-Amara, juega; ven a jugar conmigo, te necesito, no puedo hacerlo sin ti. Ven conmigo, ya verás como todos tus problemas desaparecen, yo puedo hacerte sentir mejor Amara, no existen motivos suficientes para privarte de los placeres que yo puedo ofrecerte; el juego es la respuesta a tus problemas Amara, la única verdad absoluta-.

La voz insistía una y otra vez provocando mí curiosidad hacia aquel juego no oficial, aquel juego prohibido; después de algunos minutos, mí cuerpo y mente me exigían jugar, era como si mí vida dependiera de ello; acabé cediendo, extraje el cartucho de mí mochila, y lo introduje en la entrada del MANIAC; di inicio a la partida.

El juego resultaba ser una aventura de acción en primera persona, en la que una enorme ciudad virtual con intrincadas callejuelas era el escenario donde el jugador podía desplazarse libremente, abrir puertas, subir escaleras, golpear y tomar objetos punzocortantes, todo esto asumiendo el rol de un sujeto sin identidad, del que sólo se conocían sus manos desnudas, una especie de asesino serial que se dedicaba a repartir puñaladas a lo largo y ancho del juego, eliminando a todo aquello que se moviera, acumulando puntos por cada una de las víctimas y la cantidad de daño causado a las mismas, acrecentado así el nivel de violencia.

En el apartado gráfico, el juego era muy parecido a los Shooters “Rise of the Triad” y “TekWar”, con escenarios en tres dimensiones, y personajes interpretados por actores y actrices digitalizados.

Mis habilidades como jugadora habían mejorado considerablemente, y en poco tiempo superé los dos primeros niveles.

Al concluir el segundo, el sistema hizo aparecer en sus pantallas la palabra “Éxtasis”, y comenzó a emitir algunos impulsos eléctricos, pequeñas descargas, inofensivas en realidad; energía que viajó de la parte trasera del visor a la base de mí cráneo; podía sentirla corriendo por toda mi medula espinal, por cada una de mis vértebras,  distribuyéndose por todo mí sistema nervioso.

Era la primera vez que experimentaba tal sensación, me sentía eufórica, advertí cierta ingravidez, mi cuerpo había dejado de pesarme, todo a mí alrededor parecía un simple espejismo, era como un sueño, una ilusión.

Efectivamente, mis problemas habían pasado a segundo plano, habían dejado de existir, la vida misma me parecía todo, menos sufrimiento.

Transpiraba abundantemente, mi corazón latía con rapidez, mí estómago se contraía por la ansiedad, como si algo grande fuera a suceder, sinestesia genuina…formas y olores se entremezclaban, se volvían una sola unidad; volvía a vivir los mejores momentos de mi vida, y repetirlos si así lo quería.

Fui la pequeña niña de mamá y papá otra vez, no había prisas ni desacuerdos…

De pronto, tal como llegó, se fue; de golpe, todo volvió a ser como antes; yo no podía permitir que eso pasara; debía experimentar aquella sensación mágica de nuevo sin importar nada más.






19

Después de ducharme planeaba retomar el juego; me dirigí al baño, pero al intentar desvestirme noté que la ropa se constreñía a mi cuerpo,  tenía la impresión de que todo me apretaba, los zapatos, el pantalón, la blusa, todo, por más que intentaba quitarme la ropa, me era imposible. Me asfixiaba, como una víbora constrictora, como un enorme pulpo; las paredes se cerraban, la habitación se comprimía, me costaba trabajo respirar.

Estaba empapada en sudor, cuando casi asfixiada logré deshacerme de la última de mis prendas, entré en el cuarto de baño y me puse bajo la caída de agua fría; ocurrió entonces otro hecho insólito, claramente pude escuchar el sonido del picaporte de la puerta del baño, y el rechinido de esta al ser abierta, y lo que era peor, pude ver una enorme silueta entrando en ese espacio; quedé petrificada.

La figura se desplazó hacia mí, sólo la cortina me separaba de la identidad de mí acompañante, de un tirón apartó la barrera que se interponía, sólo para dejarme cara a cara con la estancia vacía.

A causa del terror, mis piernas flaquearon, apenas si eran capaces de mantener mi propio peso.

Instantes después, donde antes se encontraba la pared, ahora se abría una entrada que conducía a otra habitación; al mirar el interior, descubrí que en su centro se levantaba un gran artefacto, similar a un enorme monitor de computadora, un tablero de control, y 32 pantallas de menor tamaño; en el monitor principal apareció un grupo de letras que formaron las palabras “Demographic Eliminator - Universal System”, enseguida, un mundo virtual, en video de movimiento completo, hizo acto de presencia frente a mis atónitos ojos.

En él, se formó lo que a simple vista lucía como un mapa mundial, mientras esto sucedía, imágenes de diferentes lugares del planeta comenzaron a parecer en el resto de las pantallas; al acercarme al mando de control y ver las funciones de los diferentes botones, me di cuenta de que, literalmente, “el mundo era mío”; bastaba apretar un solo botón para generar una reacción en cadena, millones de personas se encontraba en mis manos, sus vidas me pertenecían, el poder era mío, sólo mío…

Atraída por la idea de ver el resultado de alguna de mis acciones, decidí probar en el tablero; al hacerlo, pude ver como en una de las pantallas aparecía la imagen de una niña meciéndose en un columpio, para después caer de él y golpearse fuertemente la cabeza, esto…me divirtió, no pude evitar reír, la acción me había parecido de lo más cómico.

Seguí experimentando con el resto de las funciones del tablero, mientras más avanzaba, mayor era el daño provocado a las personas; las cabezas rodaban, los cuerpos se desmembraban, había explosiones, prácticamente estallaban; jóvenes, hombres, mujeres y niños, ni los bebés tenían escapatoria, y yo…era incapaz de compartir su sufrimiento, para mí, todo se resumía a un momento de “sana diversión”, un pasatiempo, algo sumamente hilarante; todo me hacía reír, todo, cualquier cosa que veía o pensaba, no podía controlarme, y debo admitirlo, no lo deseaba…realmente lo disfrutaba, me producía placer, el cuerpo me exigía más, sólo quería más; y pronto, mí carcajada se transformó en un sonido más bien mecánico, un sonido que nada tenía que ver con lo humano…


Me vi de nuevo en el cuarto de baño, no podía creerlo, mi subconsciente había estado jugando conmigo una vez más; esto debía parar lo antes posible, ya no podía continuar así.






20

Decidida, busqué entre las herramientas de mí padre un recipiente con gasolina, tomé los fósforos de la cocina; salí de casa, y me dirigí al baldío de enfrente; ahí coloqué la portátil y el cartucho sobre el piso, los rocié con la gasolina, y después arrojé una cerilla encendida.


Cuando ambos terminaron de consumirse, me sentí aliviada.

-Ahora estaré bien-pensé.


Cruce la calle, vi que el auto de papá se encontraba en el garaje; habían vuelto, pero extrañamente, aunque ya había oscurecido, las luces de la casa seguían apagadas.

Abrí la puerta, todo era silencio, llamé a mis padres, pero nadie respondió, comencé a sentir miedo.


Escuché gritar a mamá en mi recámara; subí la escalera, un sudor frío escurría por mí frente, casi podía escuchar los latidos de mí corazón, no sabía lo que podía encontrar arriba, pero fuera lo que fuera tenía que enfrentarlo, era mamá quien estaba en peligro.

Al llegar hasta la habitación y abrir la puerta, nadie estaba ahí, o al menos eso parecía, porque el sistema de realidad virtual comenzó a emitir una brillante luz roja, en una especie de imagen holográfica, de él surgió mí madre pidiéndome auxilio; el tipo sin rostro la sujetaba con fuerza; ante mis ojos aterrados, la imagen se esfumó…


La impotencia, el coraje, la culpabilidad, todo se apoderó de mí, no sabía qué hacer, había perdido a mis padres, no pude resistir más, caí de rodillas.

-El final, ¡es el final de mi vida!-decía entre gritos y llanto.


-Ese es un buen comienzo-dijo una voz familiar.

Mis lágrimas distorsionaban la imagen que estaba frente a mí, pero pude reconocer el rostro, ¡era Virginia!


Debí sentir miedo por la  repentina aparición, sin embargo no fue así, adivinaba que ella estaba ahí por un motivo, sabía que tenía que escucharla.

-Es un buen comienzo-repitió Virginia-Depende de ti terminar-y después señaló el sistema virtual.

Comprendí a qué se refería, y tenía razón, yo había comenzado todo esto, dependía de mí darle salida, un final.

En ese momento descubrí que a pesar de mis arranques de rebeldía, amaba y necesitaba a mis padres mucho más de lo que aparentaba, y entonces me dispuse a arriesgarlo todo por recuperarlos.


La imagen de Virginia desapareció, dejando en su lugar una nota con un mensaje escrito, “Muerte”.

Una violenta sacudida me recorrió el cuerpo, pero sabiendo que el único camino para rescatar a mamá y papá era el sistema, me coloqué todo el equipo, presioné el botón de encendido, pero en esta ocasión, el aparato me sumergió en el peligroso e incierto mundo virtual.

Un dolor irresistible, provocado por la descarga eléctrica del aparato, casi me hace perder el sentido, el suelo dejó de estar bajo mis pies, ahora no había ingravidez sino atracción vertiginosa en caída libre, creí que moriría, un golpe seco al tocar fondo me hizo saber que continuaba con vida.


Había llegado a un lugar desconocido, el cuerpo entero me dolía, después, comencé a tiritar de pies a cabeza, sentía mucho frío, no podía moverme, no podía ver, me costaba trabajo respirar, lo que experimenté sólo puedo compararlo con lo que debe ser la experiencia traumática del nacimiento; con razón el ser humano prefiere no guardar recuerdos nítidos de él.






21

Cuando al fin pude incorporarme, me di cuenta de que estaba en una especie de antigua  zona industrial, un sitio abandonado, sucio, el viento ululaba entre las construcciones, llevando basura de un lugar a otro. Comenzaba a oscurecer, el cielo amenazaba con dejar caer una incontrolable tormenta.


Estaba aterrada, pero la vida de mis padres corría peligro; sobreponiéndome comencé a recorre las oscuras instalaciones, sin perder detalle a mi alrededor, no estaba segura de cuándo o dónde podía atacar el enemigo, el latir de mi corazón estaba al máximo.

El lugar verdaderamente era escalofriante, el vapor de las tuberías impedía ver lo que se encontraba detrás, así que prefería mantenerme alejada de ellas, bordeaba las charcas de aguas negras, temiendo que el ruido pudiera delatarme, el humo verdoso que salía de las alcantarillas era pestilente, y quemaba mi garganta.

Algo cayó a mis espaldas, al voltear me di cuenta de que se trataba de él, la criatura sin rostro; por instantes me quedé paralizada; el ente caminaba hacia mí, a cada paso estremecía la tierra; estando yo desarmada sabía que enfrentarlo sería una mala decisión, tuve que huir.

Mí desesperada carrera me condujo hasta la puerta de uno de los edificios, demasiado pesada para abrirla; entonces descubrí un viejo conducto de ventilación, quité la reja que lo cubría, y me introduje en él; el lugar era estrecho, claustrofóbico, maloliente, de sus paredes fluía una sustancia que definitivamente no era agua; constantemente me veía obligada a arrastrarme, la oscuridad me rodeaba, no estaba segura de a dónde iba; me encontraba al borde de la demencia.

La fetidez era insoportable, tuve que contener la respiración por largos trechos, me alerté al percibir un sonido que hacía eco en las paredes del conducto, descubrí con horror que se movían por todos lados cuerpos de poco tamaño, con uñas y cola, pero sin pelo, eran como una aberrante mezcla de ratas topo y roedores de alcantarilla.
Varias de ellas habían trepado sobre mí, me arañaban la espalda, me roían el pantalón y los zapatos haciéndome daño, eran muchas, a los pocos segundos cientos de ellas venían en mi dirección.

Con desesperación traté de quitármelas de encima, estaba sangrando y las malditas no paraban de morderme, pero yo no iba a retroceder, intenté avanzar un poco más, no tenía idea de cuál era el camino correcto, estaba perdida en el laberinto de aguas negras.

Una luz escasamente perceptible a lo lejos fue mi salvación, había llegado al final del conducto, me vi forzada a lanzarme a una gran pila de aguas residuales algunos metros abajo, nadé hasta la orilla, estaba muy lastimada y exhausta…pero viva.


Al sentir el golpe de una descarga eléctrica  en uno de mis hombros, supe que había sido descubierta; busqué resguardo en un conjunto de tuberías oxidadas, presionando la herida que empezaba a sangrar abundantemente; desde mi parapeto, pude ver al tipo de negro subir por una escalera; olvidando el dolor que invadía todo mi cuerpo, me dispuse a seguirle, estaba convencida de que él me llevaría al sitio donde se encontraban mis padres.


Llegué a la azotea del viejo edificio sin aliento, perdí de vista a la criatura, pero en su lugar encontré a mis padres, inconscientes, atados de pies y manos a un par de potros de madera, un afilado péndulo descendía sobre ellos a la altura de su corazón, con enormes esfuerzos pude bloquear la mortal oscilación.

Quitaba las ataduras a mis padres, cuando el maldito sujeto me lanzó contra un gran contenedor, lastimando aún más mi hombro, me levanté y tomé un trozo de tubo, esperé a tenerlo cerca, lo golpee hasta casi desfallecer, pero él ni se movió, fácilmente pudo eliminarme, pero estaba claro que jugaba conmigo, porque se conformó con hacer pedazos un gran vidrio con mi cuerpo. 

Yacía sobre el suelo en medio de fragmentos de cristal, la criatura se encontraba a muchos metros más allá pero en cada trozo de vidrio veía su imagen, mis movimientos eran igual a los de su reflejo…horrorizada descubrí que el reflejo era mío, pero no lucía como yo, no mi ser físico, era como ver la proyección de mí esencia…era yo…todo ese tiempo había sido yo…

El monstruo vivía a través de mí, amaba a mis padres, quería que estuvieran a salvo, entonces recordé el último mensaje de Virginia, “Muerte”; entendí que si mi mente le había dado existencia, su final también estaba ahí.

Cerré los ojos, y simplemente dejé de pensar en las cosas que recordaba y me hacían daño, en ese momento sentí que caía...y caía…mí descenso parecía no tener fin.






22

Al sentir que mi maltratado cuerpo impactaba contra el suelo abrí los ojos, estaba empapada en sudor; para mi sorpresa reconocí el lugar, el reloj de mi buró marcaba las siete de la mañana, me di cuenta que había dormido vestida.

Me levanté de un salto, revisé un calendario que tenía a la mano, la fecha era correcta, domingo 18 de octubre de 1998; sin embargo, con desconcierto y temor recorrí detenidamente la habitación, el MANIAC…no estaba, de hecho, jamás había estado ahí, nada de eso había ocurrido después de todo, al menos no fuera de mí cabeza, me sentí aliviada, todo había sido un mal sueño.

Pero el disgusto con mis padres había sido real.

-Esta vez fuimos demasiado lejos-pensé-Esta discusión sí que me afectó, y seguro que a ellos también…pero aún estoy aquí, aún podemos ser una familia-me alenté con entusiasmo.

Más que encantada, puse algo de orden a mi habitación; después bajé a la cocina y preparé  el desayuno, huevo con tocino, y jugo de naranja, lo recuerdo muy bien; fui al dormitorio de mis padres, llamé a la puerta, y les dije:

-¡Hora del desayuno para tres, en un feliz domingo por la mañana en casa!-.

Regresé al comedor, y esperé a que llegaran.


Cuando bajaron, no pudieron evitar  mirarme con extrañeza, y no era para menos.

Antes de la degustación, me disculpé por la conducta que había mostrado el día anterior, aceptaba que tenía un serio problema con los videojuegos, pero estaba en la mayor disposición para solucionarlo; pero también les hice notar que mí relación con ellos ya no era como antes, y eso me preocupaba; quería que todo comenzara de nuevo, que creyeran en mí como yo en ellos, que fueran mis padres de nuevo, y que yo con gusto sería su hija.

Sin pronunciar palabra alguna, mamá se acercó a mí, tomó mi mano, besó mi mejilla, y después me dio un fuerte abrazo, como cuando era muy niña. Mi padre se unió al gesto poniendo sus manos sobre mis hombros; podía ver el brillo en los ojos de ambos, la sinceridad de sus semblantes me hizo saber que aquel día, celebramos en nuestra familia el más importante de los tratados.






EPÍLOGO

Esa es mi historia, como dije, ocurrió hace años, pero todo se encuentra nítido en mí memoria como si lo viviera a cada instante; desde entonces, todo cambió; nos dimos tiempo para pensar en los errores que estábamos cometiendo, y con un poco de trabajo en equipo, en un lapso relativamente corto, más allá de los lazos sanguíneos que nos unían, volvimos a ser una verdadera familia.


Y hoy, mientras escribo estas líneas, me complace informar que durante varios años he dedicado mi vida a trabajar con algunas de las más importantes firmas de videojuegos, en América y Asia.

He conseguido la independencia creativa y económica, y ahora me encuentro al frente de mí propia licencia. Y lo que es mejor, hacemos un total de 140 mentes creativas orquestando la empresa, entre Ingenieros en Programación y Electrónica, Diseñadores  Gráficos, Artistas y Compositores Musicales.

No en pocas ocasiones, el compromiso con lo que hacemos lleva a algunos de nosotros, a trabajar hasta la madrugada sólo acompañados de la Luna.

Pero aunque la pasión sea mucha, los talleres sabatinos que impartimos son de acuerdo a una bitácora de guardias, porque “Lúcidos razonamos mejor”, era la frase favorita de mí abuelo, y que ahora he adoptado para mí equipo.

Al área de trabajo que acondicioné para los cursos, vienen niños de entre cinco y catorce años. Para formar parte de nuestro mundo sólo necesitan presentar un promedio escolar sobresaliente, pienso que al talento se le debe cultivar desde la infancia.

Sería egoísta no mencionar el apoyo de los jóvenes que realizan sus prácticas profesionales o el servicio social con nosotros, porque su colaboración es de valor incalculable. 

Las cosas van bien hasta ahora, porque simultaneo al tipo de géneros que tanto gustan al público joven, nuestro equipo también se encuentra trabajando en proyectos que incursionan en otros ámbitos, por ejemplo, los juegos de video como un apoyo en las terapias de rehabilitación médica, o como un exponente y propulsor de la creación artística, y la programación de simuladores virtuales donde se estimulan y fomentan las relaciones y comportamientos humanos en edades muy tempranas.

Además, en este momento, mi equipo y yo nos encontramos a la mitad del desarrollo de nuestra propia consola, el sueño de toda mi vida.

Por eso he pedido a mis padres su colaboración en ésta nueva empresa; no tardarán en llegar, y cuando lo hagan, estoy segura de que nos divertiremos mucho.


FIN DE “ABSTRACCIÓN BINARIA”


ABSTRACCIÓN BINARIA, 2008. Estudio Kyneema / Asociación Espinosa-Mascot.


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